lunes, 10 de octubre de 2011

Últimos días en Asia y regreso a Oceanía

Como les contaba en el último episodio, nos fuimos de Bali a Bangkok en avión para encontrarnos con una sorpresa: el fin de la lucha entre el gobierno tailandés y los camisa roja. Y justo ese día nos tenía que tocar a nuestro regreso. Recapitulando: el día que llegamos a Bangkok por primera vez, los camisa roja se habían tomado las calles 1 día antes y todo el tránsito estaba cortado y las protestas no paraban. El día en que volvimos a Bangkok de no sé dónde, había sido el día más catastrófico de las tomas, ya que se habían enfrentado las fuerzas armadas con los protestantes, resultando decenas de muertos. Y ahora, volviendo de la paz de Indonesia, nos encontramos con este Bangkok en llamas, en toque de queda y con unos camisa roja rendidos. No es exageración, atentos a las fotos:




No había mucho que hacer, por lo que llegamos a nuestro hotel y fuimos por comida, pero hasta tempranito porque el toque de queda comenzaba a las 8pm. Claro que estando en la zona turística, uno igual se podía escapar a una cervecita a medianoche, pero muy tranquilito.


Luego, al día siguiente antes de volver a Nueva Zelanda:


El último desayuno (leche de soya y un dulce de maní, tipo "mantecol")...


Y el último almuerzo asiático: tofu al curry.


Y así se cierran estas 10 semanas por Asia: India, Tailandia, Camboya, Malasia, Singapur e Indonesia fueron los países elegidos para esta travesía, la cual me abrió los ojos a otras realidades, costumbres, culturas y tradiciones.

Atentos al próximo capítulo, que volvemos a Oceanía y luego ¡a Latinoamérica!

domingo, 17 de abril de 2011

Indonesia en 3 islas.


Indonesia es enorme. Un archipiélago que cuenta con más de 17.000 islas y 240 millones de habitantes. Según la isla en que uno se encuentre, puede experimentar distintas miradas del país. La capital es Jakarta, en la isla de Java (más o menos al centro del país). Sumatra es la isla más grande, al norte. Más de 220 millones pertenecen al islam, siendo hinduistas sólo el 2% de la población. Mi visita se centró en Bali - una isla bastante enfocada en el turismo y de las pocas islas hinduistas -, Lombok y Gili Trawangan (las dos últimas, recomendadas por una chica francesa que conocí en Koh Phangan, Tailandia).
De la húmeda y calurosa Singapur, volando unos 1.600km al sureste, no cambió mucho el clima al llegar a Denpasar, Bali. El taxi ("taksi") nos dejó en Kuta y siendo pasada la medianoche, sólo quedaba dormir.
Al día siguiente y por los próximos 9 días Indonesia sería el último país por conocer en esta gran travesía por Asia. Sintiéndome algo nostálgica ya comenzaba la aventura en Bali, en sus estrechas calles, con sus amistosos habitantes, bellas playas, impresionantes templos, diarios ritos religiosos, único café y deliciosa comida.
Kuta, al sur de Bali, se presenta como el centro turístico de la isla con muchos gringos rondando por ahí. La playa se extiende por varios kilómetros con una arena un tanto grisácea y olas que llaman a surfistas de todo el mundo.



Para el desayuno, lo clásico es un café de Bali ("Bali Copi"). Éste lo preparan de manera tan concentrada y terrosa, que te lo sirven con un tarro de leche condensada al lado. Era lo mejor, leche+azúcar en uno solo. Por supuesto que primero lo probé solito y era bastante fuerte su sabor, cuerpo y aroma. Luego, con la leche condensada quedaba más fácil de tomar.
La primera playita a visitar fue Padang Padang a unos 40 minutos de Kuta. Un refugio de la masa turística, pequeña, con dorada arena y mar tibio y tranquilo. La cena, por supuesto un típico curry indonesio (no se diferenciaba mucho de uno tailandés o camboyano) que, por supuesto, disfruté al máximo y después un helado de "tamarillo" y mango. ¡Slurp!
Al día siguiente, recorrido por la isla en un tour. Partiendo por el espectáculo teatrar del Barong. El Barong es un personaje que forma parte de la mitología en Bali. Es el rey de los espíritus, el líder de los anfitriones del bien y enemigo del rey demonio, Rangda. Es una especie de león enmascarado (ver foto más abajo). Genial actuación del Barong e impecable danza junto a la música que nos hacía entrar en trance.

(clic para agrandar la foto)

Luego de la magia del teatro, nos dirigimos a talleres de artesanos. Batik, plata y pintura fueron las especialidades elegidas. Ya llegando la hora de almuerzo, fuimos subiendo hasta llegar al frente del volcán Penginapan, donde, con una vista privilegiada, disfrutamos de un buffet. El día se comenzó a nublar, llegando al punto de perder de vista al volcán que teníamos al frente.

Aquí el volcán y luego la misma foto cuando se nubló.

Una vez comida la merienda, el siguiente destino era uno de los que más me interesaba: la reserva de especias, café y cocoa. Llegando, lo primero que nos presentan es el famosísimo Luwak, ese pequeño mamífero que se come la cereza de café. El grano después es defecado, limpiado y procesado para convertirse en la taza de café más cara del mundo. Todas esas cosas que nos contaban en Starbucks, ¡eran ciertas! El Luwak estaba muy cansado, así que sólo dormía en su jaulita. Ahí nos explicaron todo el proceso del café, tenían los arbustos ahí mismo y los granos de café verdes, semi tostados y tostados para su molienda e infusión. También en la reserva contaban con plantas de ají, cocoa, papaya. Nos dieron a probar Bali Copi, Gingseng Copi, Cocoa, Lemongrass Tea y Gingseng Tea. Todo delicioso. Del arbusto de ají, me robé uno enano para degustar en la cena.

Luwak durmiendo.

Cafeto.

Cata de té, café y chocolate.

Tueste de café.


Terminando en la reserva, el tur seguía en un templo gigante (no recuerdo su nombre). Justo tocó la celebración religiosa del Galungan, donde festejan el triunfo de Dharma sobre Adharma (el mal). Parte de la tradición involucra dejar hojas de coco, flores, frutas y comida en general en la entrada de cada casa para invocar la prosperidad.
En el templo, mujeres caminaban en filas con ofrendas y otros creyentes se sumergían en aguas benditas.



En el camino de regreso a Kuta, pasamos por impresionantes terrazas de arroz.

Finalmente, en la cena, probé el ají y casi me morí.

Ya era viernes 14 de mayo de 2010 y era tiempo para visitar la siguiente isla: Lombok. Fue un viaje bastante largo (unas dos horas de Kuta al puerto y después 4 horas a Lombok). En la isla nos quedamos en Senggigi, donde disfrutamos de la playita con hermosas palmeras.


Cortísima visita, sólo de paso, ya que a la mañana siguiente el destino era una de las famosas islas Gili, Gili Trawangan. Estas islas son todas pequeñísimas. Dar la vuelta completa por la Trawangan no toma más de dos horas (y es la más grande de las 3 Gili). De hecho, "Gili" significa "pequeña isla" en idioma nativo de Lombok. Estas islas no cuentan con tráfico motorizado, por lo que es absolutamente agradable pasear sin contaminación ni ruidos molestos de bocinazos. Arena blanca, agua cristalina, gente amorosísima, tranquilidad absoluta. Ya casi terminando el paseo del día recorriendo la islita, ¡sorpresa! Lluvia monzónica. Era tan fuerte que la mejor decisión fue esperar a que ésta pasara. Lo divertido fue que para volver a nuestra cabañita tuvimos que caminar por pozas eternas de agua que superaban el nivel de los tobillos. En chalas. Y resulta que las calles son de tierra y por ahí pasean muchos ponis. Ñami. Ya estaba oscuro y la luz se cortaba a ratos. Cuando se estabilizó la situación, el chico de las cabañas nos ofreció películas para ver, así que terminó siendo una noche de cine.



Otra de las gracias de las islas Gili, es que se puede hacer snorkel ahí mismo, nadando desde la orilla, sin necesidad de ir mar adentro. Arriendo de snorkel, "gualetas" y chaleco salvavidas y ¡al mar! El agua a una temperatura exquisita y algunos pececillos logré divisar y unos corales. La corriente estaba un poco fuerte, así que no me adentré mucho. El día estaba hermoso, muy soleado.
Debo decir también que las Gili son islas musulmanas. Típico era, al ocultarse el sol, escuchar aquellos cantos del Corán a todo dar desde la mezquita local, cantos que invadían toda la isla.

Bote de regreso a Lombok.

De vuelta en Lombok, recorriendo la isla tuve un almuerzo bastante local, mi plato se llamaba Plecing Kangkung y constaba de porotos verdes, dientes de dragón, maní tostado, más verduras verdes y algo como tomate. Lamentablemente tenía sabor a pescado, así que no lo comí todo, me vino la demencia vegetariana. La gente en Lombok también es muy amistosa y buena para conversar. Eso de que se quedan pegados más de media hora conversándote sobre la vida. La mayoría nos preguntaba de dónde éramos y todos estaban absolutamente al tanto del terremoto en Chile, el cual había ocurrido un par de meses atrás. Les pregunté qué había ocurrido con ellos en el gran terremoto del 2004 (ignorante yo), me respondieron que como el terremoto afectó Sumatra, ellos ni se enteraron, está tan lejos que es como preguntarle en Chile a un puntarenense si sintió el terremoto de febrero. Plop.

Y así se fueron los 9 días en Indonesia. Una visita cortísima para un país enorme. Esta visita me dio solo un pequeño pincelazo de lo que es realmente este gran archipiélago. En 9 días sólo se alcanza a conocer un poco del lugar donde uno está, algo de la cultura, la gente y costumbres.
Lamentablemente, ya era tiempo de volver a Bali y tomar nuestro avión que nos devolvería al norte, precisamente a Bangkok, Tailandia, para el vuelo final de regreso a mi Auckland querido, Nueva Zelandia.
Lo que no esperábamos era encontrarnos con una gran sorpresa en Bangkok. ¡Atentos al siguiente capítulo!

Arroceros.

La playa en Kuta.

Mujeres de Bali preparándose para Galungan


Fruta rara.

¡Chao, Indonesia!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Singapur: multi-cultura, parte 2.


Una pequeña isla al sur de Malasia llamada Singapur:


Remontándonos a mayo de 2010 y luego de la casi semana en Malasia, era tiempo de aproximarnos en bus al sur, a una isla más bien pequeña, una isla que marca la diferencia con lo que es el resto del sudeste asiático. El destino era Singapur, ese peculiar país que se ha desarrollado al nivel de Japón - su país colono/invasor - y aún así manteniendo el espíritu asiático. Singapur es lo más cercano que he estado de la línea del Ecuador y realmente se siente. Su clima es parejo durante todo el año: muy caluroso y húmedo.

Luego de extensas semanas en India, Camboya, Tailandia y Malasia, Singapur era un oasis en medio del viaje. Parecía como estar en un país europeo, pero con muchos chinos e indios alrededor. La población del país consta con un gran porcentaje de inmigrantes, de hecho, el idioma oficial del país es el inglés. ¿De qué otra manera se entendería un malayo con un coreano? ¿O un japonés con un chino o un indio? Singapur da muchas oportunidades a habitantes de países cercanos para obtener visas limitadas de trabajo en esa isla que es considerada uno de los países más ricos del mundo. El desarrollo nunca nos dejó de sorprender, tomando en cuenta que estábamos entremedio de Malasia e Indonesia. El nivel y costo de vida son fácilmente comparables con los de Nueva Zelandia.

Primer experiencia isleña e impresión: el metro. Limpio, ordenado, caro y eficiente. Tal como es en un país primer mundista.

Llegamos el 7 de mayo en la noche a nuestro hospedaje: la casa de Kuniaki Tokura, un japonés de 44 años de CouchSurfing que ya conoce 96 países del mundo. Él nos recibiría en su departamento en Little India por 3 noches. Su lar quedaba en un complejo de 4 torres altísimas con una piscina gigante, sector de parrillas, minigolf, canchas de tenis, juegos para niños, etc. La puerta de su depto se activaba con una clave digital (no usaba llave). Todo muy moderno. Al momento de llegar a su casa, Kuni nos recibe con brazos abiertos. Esa noche también compartimos con una CouchSurfer alemana que pasaba su última noche en Singapur antes de partir a Australia, Steff. Esa noche conversamos bastante con Steff y Kuni acerca de los viajes. ¡Ambos habían ido a Chile! Es más, ¡Kuni conocía Punta Arenas! Y Uds. se preguntarán cómo conocí a Kuni... cuando estuve en Delhi, mi amigo Ari me recomendó a Kuni de CouchSurfing porque él lo conocía. Así que así lo contacté. Y a Ari lo contacté porque era un amigo de Ara, amigo mío australiano que recibí en Chile en 2009. Y así se va armando la red de contactos.

El primer día en Singapur fue de pasear y observar. Pasamos por el distrito financiero contemplando sus enormes rascacielos y llegamos al símbolo de la ciudad: el "Merlion", una mezcla de sirena (mermaid) y un león (lion). ¡Merlion! Y luego más edificios históricos en el distrito colonial, el City Hall, Museos, Esplanada (centro de eventos, teatro, etc). En la tarde nos juntamos con Kuni después de su trabajo - turismo con japoneses - y fuimos a Kampong Glam, un barrio que nació como barrio malayo con una hermosa arquitectura y la mezquita más importante de Singapur.

Después de eso fuimos a Esplanade y subimos a la azotea, ya de noche, donde teníamos una vista privilegiada de la ciudad. Abajo, al borde del río, había una banda de covers tocando, así que ahí nos instalamos por un rato. Comimos delicias locales (o sea, una mezcla asiática de sabores) y de vuelta a casa.


Otra cosa por la cual Singapur es muy conocido es por sus centros comerciales. Así que no quedaba otra que ir de shopping. Claro que fue más ver que comprar. Es realmente impresionante la cantidad de centros comerciales que abundan en la ciudad. Y es como si fueran temáticos. Unos de tecnología, otros de diseñadores top, y así. Con lo que no me pude contener fue con los CDs, como siempre. Debo decir que los precios eran ridículos. No lo podía dejar pasar. Todo el día disfrutando del aire acondicionado de los centros comerciales y de sus fabulosas vitrinas que invitan al consumismo. Orchard St era la calle de los mall top por excelencia, incluso había paraderos especiales de taxi y unas filas enormes llenas de gringos y sus bolsas de shopping.


Último día y antes de partir en avión hacia Bali visitamos los Botanic Gardens, hermoso y gran parque... mejor vean las fotos.


Singapur, por lo que experimenté, es un excelente país donde vivir. Todos tienen trabajo. Un buen trabajo. Los sueldos son dignos, uno logra un buen estilo de vida y todos se portan bien, ya que las sanciones son enormes y parten multando desde actos como el tirar basura a la calle hasta cometer algún delito como los que conocemos. Los policías andan encubiertos, por lo que cualquiera podría ser sorprendido en cualquier momento y multado o encarcelado sin mucho titubear. Es un país que funciona como reloj, el sistema de transporte público es perfecto, por dar un ejemplo. La comida es muy barata y deliciosa, se pueden saborear platos de todas partes de Asia y el mundo, preparados por sus propios oriundos. Es un país multicultural, un país conectado y que conecta.


Distrito Financiero y "Merlion"



Techo de Esplanade


El Casino en forma de Bote


Kampong Glam


Mezquita en Kampong Glam


Vista desde la Azotea


¡Comida!


Comida Vegetariana con forma Animal


Paradero de Taxi


Orchard St: diseñadores top


El Clima en Singapur


Jardines Botánicos


Aquí, con Kuniaki Tokura

miércoles, 16 de junio de 2010

Malasia: multi-cultura, parte 1


Principios de mayo y ya era tiempo para un nuevo destino en el Sudeste Asiático: Malasia. Poco sabíamos de este país, pero el sólo hecho de conocer un nuevo lugar era intrigante. La primera parada sería la isla de Pinang, llegando a su ciudad Georgetown. El bus tomó todo el día en llegar desde la Koh Pha Ngan en Tailandia; partiendo a las 6am y luego de casi 14 horas llegábamos al hostal. Luego de un poco de lectura acerca del recomendado Georgetown, fuimos descubriendo que esta ciudad es una de esas que "se viven", no que "se turistean". Primero que todo, nos enteramos de que Georgetown (GT), es, al igual que nuestro Valparaíso, una de las ciudades que conforman parte del Patrimonio de la Humanidad. De a poco nos vamos enterando el por qué. Su variedad cultural, rica gastronomía, variedad de templos y arquitectura. Sobretodo el ser considerada como la "capital gastronómica de Malasia". ¡Y ya saben cómo me gusta la comida! Dejamos nuestro equipaje en el hostal y partimos a degustar nuestro primer plato. Lamentablemente, cuando pedí un mix de berenjenas con porotos, éste también traía carne de cerdo, que no se mencionaba en el menú, por lo que terminé sólo comiendo arroz blanco. Qué desperdicio.

La mañana siguiente partió visitando el barrio Indio - como si la misma visita a India no hubiera sido suficiente - y recordar sus bazares, habitantes y, por supuesto, su deliciosa comida, partiendo con un almuerzo de curry a mediodía y un té "estirado" con leche condensada. Todo esto, en un puesto callejero, donde mejor se come. Una vez recorrido el comercio indio, consistente de tienditas que venden mucho incienso, pintura para tikas, especias, películas de Bollywood, ropa femenina y uno que otro templo hunduista, seguimos nuestro recorrido hacia el barrio chino. Esta vez cambiamos a templos budistas, tiendas de loza, té y restoranes con mucho cerdo y pescado. Pasando más por la cultura malaya, podíamos observar y escuchar los cánticos de los templos musulmanes que aparecían cada ciertas cuadras de caminata. Y así fueron estos dos días en Pinang: comida, edificios históricos y gente de todas partes.

Saliendo en bus de la ciudad con rumbo a la capital Kuala Lumpur, fue un encanto para la vista: durante las aproximadamente 4 horas de viaje se observaba una vegetación impresionante, llena de palmeras, cuidadosamente plantadas y un cielo increíblemente azul.

El primer día se limitó a viajar, comer en un restaurant vegetariano del barrio chino y la nunca faltable visita a su mercado - donde reinaban las imitaciones de las grandes marcas.

Al día siguiente madrugamos para ir al famoso Golden Triangle de la ciudad, sector de Kuala Lumpur que alberga los grandes y modernos edificios construídos en los últimos años, incluyendo el incomparable complejo de la poderosa petrolera local Petronas, las Torres Petronas. Había que llegar temprano, porque desde las 8am empieza la entrega de tickets para visitar el Skybridge de las Torres y son tickets limitados por día. Llegamos pasadas las 8 y después de hacer fila por una hora, nos entregan nuestro valioso ticket, válido sólo para las ¡14.30 hrs! Como teníamos tanto rato para hacer hora, nos internamos en el centro comercial que sale de las torres por un buen rato y luego recorrimos el hermoso parque que enfrenta esta gran edificación. Desde este parque podíamos apreciar la inmensidad de aquellos más de 450 metros de altura, en dos torres, con un puente las interconecta. Se sentía como si las Torres Petronas no hubiesen sido reales.

Al fin a las 14.30 pudimos subir y pasearnos por el puentecito, observando más de cerca los rascacielos que, durante muchos años, fueron los más altos del mundo. Después de otro paseo por el Distrito Colonial y su bella arquitectura y Chinatown (esta vez incluyendo un par de compras de rigor), volvimos a ver las Torres Petronas, pero una vez oculto el sol. No vale la pena hablar de esto. Mejor ver las fotos.

En comparación con los indios, tailandeses y camboyanos, los malayos se comportan con el turista de una manera muy amigable, por lo que cada charla con los locales fue de un total agrado.


¡¡¡Ahora las fotos!!!



Té estirado con leche condensada y almuerzo indio (GT)


It's Bollywood again!!


Templo budista chino (GT, Pinang)



Cata de té chino


Así eran las veredas y desagües en Georgetown, Pinang


Una "ramita" de canela (GT, Pinang)


Oops!


Rezos en mezquita


Así se disfruta de la comida... en la calle (GT, Pinang)


Barrio Chino (Kuala Lumpur)


Feria de las pulgas (Kuala Lumpur)


Torres Petronas de cerca


Datos curiosos...


Torres Petronas de día


Torres Petronas desde el Skybridge


Distrito Colonial en Kuala Lumpur


Torres Petronas de noche